Las frutas ecológicas, al igual que las frutas convencionales poseen multitud de propiedades, son una fuente de minerales y vitaminas, son antioxidantes y ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, degenerativas y algunos cánceres, pero además, las frutas ecológicas no poseen residuos químicos como consecuencia de haber sido cultivadas y procesadas sin la utilización de estos, lo que les hace ser mucho más saludables y conservar todo el sabor y propiedades naturales.
Las frutas como las naranjas naturales, mandarinas o los limones, típicos de la dieta Mediterránea, son tipos de frutas que están sujetos a la estacionalidad aunque su producción en otros países hace que su distribución sea constante a lo largo del año. Otras como las frutas tropicales o exóticas como la pitahaya, guayaba, phisalis o la papaya, procedentes de distintos países como Puerto Rico o las frutas de Colombia, así como las procedentes de Tailandia y otros paises del sudesteasiático con el mangostán, durián o el jackfruit están teniendo una gran aceptación añadiendo una mayor variedad. Todo ello sin poder dejar de de señalar las frutas tropicales de Málaga, España donde se cultivan aguacates, mangos y otras frutas exóticas con el mayor nivel de azúcares naturales o grados Brix y jugosidad conocido, situándolas entre las mejores frutas del mundo con una fuerte demanda.
También, las frutas deshidratadas y los jugos de frutas son otra manera de tomar frutas naturales durante todo el año. Las frutas ecológicas, ya sean naturales, frutas deshidratadas, zumos de frutas o en conserva, son aquellas que proceden de la agricultura ecológica (en muchos lugares conocida como bio, biológica u orgánica) basándose en el uso de métodos de explotación respetuosos con el medio ambiente. Las frutas ecológicas se producen mediante técnicas que tratan el medio agrícola y su entorno como un todo, que preservan las especies y variedades autóctonas (protegiendo así la diversidad biológica) y que dan unos productos de mayor calidad nutricional.
Las frutas ecológicas son, por lo general, más saludables para el ser humano y menos perjudiciales para el medio. Para tener la garantía a la hora de comprar frutas ecológicas de que estas realmente son ecológicas u orgánicas deben llevar la etiqueta del certificado que las acredita como tal y por tanto que cumplen con los requisitos necesarios para recibir la denominación genérica “Agricultura Ecológica” según unas prácticas agrícolas basadas en la Normativa Europea 2092/91. Aun falta camino para lograr frutas ecológicas de aspecto igual o superior a la fruta convencional; así el color, brillo, tamaño, … muchas veces son peores. Esto, junto al mayor precio de venta debido a que se emplea mayor mano de obra, supone un problema para luchar contra la venta de frutas convencionales ya que muchos consumidores van a pensar que el aspecto determina la calidad de un producto.
El agricultor que produce frutas ecológicas debe poner todo el tesón en desarrollar (mediante métodos tradicionales), nuevas variedades, más productivas y de mejor aspecto, para poder aumentar la introducción y venta de frutas ecológicas en el mercado. Por otro lado los mejores canales de distribución así como la proliferación de tiendas online de alimentación han hecho posible que desde cualquier lado se pueda comprar aceite de oliva de Jaén o naranjas de Valencia a precios muy competitivos.