Los principales tipos de frutas ecológicas son: albaricoque, plátano, cereza, chirimoya, fresas, granada, higo, caqui, kiwi, limón, mandarinas, manzanas, melocotón, melón, membrillo, naranjas, peras, sandía, uva. Cada fruta puede tener diversas variedades, por ejemplo, la manzana puede ser Goleen o Reineta. Las frutas se puede clasificar según la semilla, pueden ser de hueso (albaricoque), de pepitas (peras) o de granos (fresa).
La venta de frutas en el comercio puede presentarse en forma de fruta ecológica fresca (naranjas recién recolectadas), como frutas deshidratadas (pasas), en mermeladas, congeladas (pulpa de frutas) o en jugos de frutas.
La estacionalidad de las frutas frescas y naturales determinan en cada lugar los tipos de frutas más idóneos para su consumo en cada estación del año.
Las frutas de temporada son generalmente más naturales y económicas debido a que su producción es mayor lo que hace que aumente la oferta sean más baratas.
Para poder disfrutar de frutas ecológicas todo el año existen diversos métodos de conservación y envasado. Se pueden elaborar conservas de fruta ecológica en vidrio o lata y cerrados al vacío. Como hemos dicho antes se puede obtener frutas deshidratadas si se cortan y se dejan secar al aire. De este modo pierden el agua y se inhibe el crecimiento microbiano por lo que las frutas deshidratadas son un excelente método de conservación para su posterior consumo.
Otro modo de conservar la fruta ecológica es la pulpa de frutas congeladas. Este método es especialmente indicado para hacer batidos o jugos de frutas pues la pulpa de frutas una vez descongelada no tiene la misma textura que cuando se procesó.
Con las frutas ecológicas se pueden elaborar mermeladas ecológicas, y zumos de frutas ecológicos. La mermelada se elabora hirviendo en agua con mucho azúcar la fruta troceada. Exprimiendo o triturando la fruta tendremos zumos de fruta, luego se les puede añadir más agua y azúcar.